La inseguridad bajo la lupa

Nuestro informe del Primer plano de hoy está dedicado a la inseguridad en la ciudad de Córdoba. Es un tema complejo, que preocupa a los vecinos y que no parece tener una solución cercana, si se considera que el propio Gobierno provincial atribuye el aumento de la delincuencia a la exclusión social y a la pobreza.

En plena segunda ola de la pandemia, la Argentina está lejos de solucionar esos dos problemas. Todo lo contrario: los índices revelan que ambos se agravaron en este último año. Revertir la tendencia de un 42 por ciento de pobres en el país no es un objetivo que pueda cumplirse de un día para el otro. La caída del empleo y el cierre de medianas y de pequeñas empresas afectadas por la larguísima inactividad se suman a ese panorama poco alentador.

Para colmo de males, el instrumento de integración por excelencia que tiene el Estado –la educación– se ha visto deteriorado por la suspensión de clases presenciales durante un ciclo lectivo completo. Los chicos que no pudieron asistir de manera remota quedaron fuera del sistema. Y son muchos: pobres ya naturalizados como pobres, con todo lo que eso significa para un país que supo tener como banderas el ascenso social y la igualdad de oportunidades.

La cuestión de la inseguridad resulta compleja como hecho sociológico, porque si bien sus causas son sistémicas, sus efectos son individuales. Cualquier persona que haya padecido un robo en su domicilio o un atraco en la calle sabe que es una experiencia difícil, en la que suele importar menos el despojo material que la sensación de vulnerabilidad a la que se queda expuesto.

Por ese motivo, preocupa que los incidentes sean cada vez más violentos, algo que se escucha en el reclamo de los vecinos y del que nos hacemos eco en nuestras páginas. En ellas, además, ofrecemos una especie de compendio abreviado de cómo opera la delincuencia en la ciudad de Córdoba.

La cuestión de la inseguridad resulta compleja, porque si bien sus causas son sistémicas sus efectos son individuales.