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Una mirada desde el derecho constitucional y la bioética

La abogada especialista en derecho constitucional Guadalupe Valcarce analizó la veta legal de la posible obligatoriedad. Primero, consideró “estratégica” la decisión de incluirla en el calendario de vacunación obligatorio.

“Por ahí tenés la posibilidad de compeler a colocarse la vacuna y restringir ciertas actividades para las personas que no se la colocan o no tienen el calendario completo: por ejemplo con los chicos en el colegio”, señala.

No obstante, Valcarce explicó que las personas mayores de 18 años pueden expresar su voluntad y decidir no vacunarse. “Es algo bastante complicado, es la misma discusión que se dio en algunos países de Europa y que por eso la han solucionado, simplemente, con el pase sanitario: exigir la vacunación en determinadas actividades, pero no al nivel que se está proponiendo acá en Argentina” señaló.

Y agregó: “La vacunación masiva tiene mucho más que ver con la inmunización de todos para alcanzar la inmunidad del rebaño que con la estrategia individual. Ahí empieza a ver una tensión bastante grande con la autonomía de la voluntad”.

La docente explicó que con la autonomía de la voluntad tenemos el posible daño a terceros. “El argumento ‘yo soy libre de hacer con mi cuerpo lo que quiera’ tiene algunos inconvenientes porque el principio de autonomía tal cual como está reconocido en nuestra Constitución tiene un límite claro que es la nueva afectación de terceros”, argumentó.

La ética de la vacuna obligatoria

Florencia Luna, investigadora principal del Conicet y directora del Programa de Bioética en la Maestría de Flacso, remarcó que aún desde las posiciones más libertarias, por ejemplo de John Stuart Mill, siempre se ha aceptado que hay una restricción en la libertad individual en tanto prevenga daños a otras personas.

“Me parece que este proyecto de ley tiene en cuenta los posibles daños que pueden generarse a otras personas y el hecho de que estar todos vacunados podría evitarlo”, afirmó.

La especialista agregó que desde la ética también lo que se plantea es que cuando se interfiere con derechos fundamentales o libertades fundamentales, como puede ser la de decidir o no inyectarse una vacuna, hay que tener un enfoque bastante cuidadoso porque, en realidad, lo que se plantea es un conflicto entre valores o principios.

Y detalló que lo que se tiene en cuenta es lo que se llama un principio de proporcionalidad. “Es decir, si es legítimo el fin de proteger la salud de las personas y evitar que otras personas se enfermen, ya que por condiciones médicas no se pueden vacunar. Entonces, cuanto más estemos vacunados, más protegemos aquellos que realmente no lo pueden hacer por cuestiones médicas”, apuntó.

No obstante, agregó otro elemento: “Lo que se tiene que ver es que no haya una alternativa mejor y que la obligatoriedad sea necesaria. Entonces, desde la bioética se promueve tener en cuenta la educación, la toma de conciencia, el trabajo con la comunidad, y dejar la obligatoriedad como última medida”.

En ese sentido, consideró que los pases sanitarios son un poco más respetuosos “porque en realidad no te obligan a vacunarte, pero lo que hacen es proteger a las personas que sí están vacunadas”.

“Y en este sentido, lo que trata de establecer la bioética es este balance, este principio de proporcionalidad”, explicó Luna.

Finalmente, otro punto que aparece, según la especialista, es que las vacunas están en etapa experimental. “Entonces hay que ser muy cauteloso respecto de lo que se aprueba y lo que no se aprueba”, advirtió.

Primer Plano

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2022-01-22T08:00:00.0000000Z

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