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Típico de Géminis

Guillermo Bawden Especial

ames Randi, mago e ilusionista canadiense, se hizo conocido por su cruzada contra aquellos personajes que se autoproclamaban mentalistas o, bien, decían tener poderes supranaturales.

Su más grande antagonista en los años 1970 fue el doblacucharas, Uri Geller. Los primeros objetivos de Randi en los años 1980 fueron el horóscopo y la astrología.

En Londres, durante una conferencia en 1986, preguntaba a los asistentes su signo zodiacal y les entregaba una hoja con la descripción de personalidad del signo correspondiente. Luego preguntaba si se sentían identificados con tales características;, al recibir una afirmación total de los asistentes, Randy revelaba que todos tenían el mismo texto. Capricornios y sagitarios, libras y géminis, leos y escorpios.

En esa misma conferencia, Randi, en asociación con la Academia Británica de Ciencias, postuló el premio de un millón de libras esterlinas a quien demostrara de manera fehaciente y empírica que podía adivinar el futuro, mover objetos con la mente o develar secretos con sólo cerrar los ojos y acceder al plano del misterio y lo oculto.

Dos talantes en un solo cuerpo

Una tarde le comenté este hecho a una expareja que insistía en que yo iba a hacer tal cosa dado mi sino marcado por los astros y por los números del día en que nací. Su respuesta, ante la evidencia del simple ejercicio racional de James, fue: Típico de Géminis.

El supuesto dicta que un Géminis es dos talantes en un solo cuerpo, la risa y el entrecejo sesudo y dramático se intercambian de un segundo al otro. Somos habladores, inteligentes y dispersos, con supuestas grandes dotes comunicacionales, ya que el signo está regido por Mercurio, el mensajero de los dioses.

Signo de artistas, se dice, aunque una simple búsqueda en internet sugiere que hay artistas de todos los signos a partes iguales. La estadística es clara y no existe un signo que tenga un abrumador muestreo sobre otro en esta u otra materia.

La simbología asocia a Géminis con los dioscuros, es decir, los hermanos Castor y Pólux, espartanos ellos, nacidos de la forzada relación de su madre, Leda, y Zeus, padre de los dioses que, al ser rechazado por la mortal, se convirtió en cisne y abusó de ella.

Esa misma noche, Tirandeo, rey de Esparta, esposo de Leda, solicitó los servicios amorosos de su mujer y, por lo tanto, Leda quedó encinta de ambos. A los nueve meses, dio a luz un huevo azul, dentro del cual estaban, tomados de la mano, los dioscuros.

Leda sabía que uno era, por línea paterna, inmortal. Los velados regalos del padre celestial le hicieron comprender que Pólux era el imperecedero, pero guardó esta información y crió a sus hijos por igual, como príncipes espartanos.

Los gemelos alternaban la vida galante con raídes aventureros por toda la Hélade. Una de estas aventuras los llevó a Yolcos para embarcarse en el Argos bajo las órdenes de Jasón y su seleccionado heroico en misión de rescate del vellocino de oro.

Un episodio del mito Argonauta muestra a los gemelos prendados de las habitantes de Lesbos, isla con población exclusivamente femenina en la que el Argos encalló.

Al parecer Castor y Pólux le quitaban tiempo al trabajo de reparación, extasiados en los banquetes repletos de bellas mujeres. Esta parada técnica en Lesbos fundamenta no sólo el supuesto ardor infiel que cargan los Géminis en su espalda, ancla también una teoría que hace a los nacidos entre mayo y junio poseedores de una latencia erótica bisexual, mayor a cualquier otro signo zodiacal.

Otra vez, las estadísticas no arrojan datos concluyentes sobre tales fogosidades.

Luego de su participación en la hazaña argonauta y de apoyar a Jasón para colocarse la corona de Yolcos, Castor y Pólux retornan a Esparta. Tras unas pocas semanas, presas del aburrimiento partieron hacia las tierras del rey Leucipo, atraídos por los rumores de la belleza de sus hijas, gemelas también, Hilaria y Febe.

Al negarse el rey a darlas en casamiento, las raptaron y se casaron en un templo de Ares, cercano al monte Olimpo. Idas y Linceo, pretendientes de las jóvenes, rastrearon el camino de los dioscuros y los encontraron cerca de Esparta.

Castor, un tanto pedante, le dijo a su hermano que se encargaría de los dos hombres. Pólux se dispuso a ver el combate confiado en las habilidades de su hermano. Pero algo salió mal, algunas versiones del mito aducen el reflejo del sol en el escudo de Linceo que cegó momentáneamente a Castor y permitió que Idas aplicara una estocada mortal.

Pólux, loco en su ira, mata a los hombres y vuelve a Esparta cargando el cadáver de su hermano. No deja de llorar en todo el viaje. Leda, al recibirlo, revela la verdad al sobreviviente sobre su destino inmortal enseñándole la cáscara azul del huevo donde nacieron ambos.

Pólux emprende entonces el camino al Olimpo y suplica a su padre celestial por la eternidad de su hermano. Zeus, conmovido por el amor fraternal, les permite estar juntos en la eternidad. Un día, ambos padecen los tormentos del Hades y al siguiente, las benevolencias del Olimpo. Esta es la razón del cambio de humor drástico y bipolar de los nacidos en este signo.

Infierno y paraíso

Ser dos, ser dos humores que pueden sucederse en segundos, el infierno y el paraíso en una misma tarde desconcertante.

En junio de 2007, la cadena británica de librerías, Border, anunció que luego de un, entre comillas, exhaustivo estudio, los nacidos bajo el signo de Géminis tenían más probabilidades de ser escritores famosos. De 250 escritores estudiados, 69 eran Géminis, un treinta por ciento más que los Virgo, segundos en la lista.

Tal vez así sea, García y Lorca, Conan y Doyle, el Dante y Alighieri, Walt y Whitman, Allen y Ginsberg, Ken y Follett, Thomas y Mann, Marguerite y Yourcenar, William Butler y Yeats, todos los Pessoa, Leopoldo y Lugones, Roa y Bastos, varios más, lo comprobarían. Yo no sería capaz.

A pesar de lo dicho, no puedo ser aún un escéptico holístico, no me visitó Urcas, el demonio que fuma una pipa hecha con madera de barcos naufragados y que enseña a los hombres las virtudes del escepticismo. Caigo a veces en los designios de los arcanos, en la lengua de la esperanza más allá de lo material, en el deseo de la magia.

James Randi murió en 2020, a los 92 años, su última cruzada fue aumentar el valor de aquel premio lanzado en los años 1980, de uno a dos millones de libras para quien demostrara que antes del inicio de la pandemia hubiera profetizado tal evento, a todas luces imposible de no ver, si se tenía la capacidad de vislumbrar el futuro. El premio sigue vacante.

Ser dos, ser dos humores que pueden sucederse en segundos, el infierno y el paraíso en una misma tarde desconcertante.

Opinión

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2022-01-22T08:00:00.0000000Z

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