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Postergación en todos los frentes, con incertidumbre en alza

Virginia Guevara mguevara@lavozdelinterior.com.ar

La clase política argentina anunció el viernes un acuerdo para postergar por un mes las elecciones, manteniendo en pie las Paso, ese intermedio que desvela a la oposición y que la mayor parte del peronismo prefiere eliminar de este turno electoral.

La solidez de esa decisión de mantener las primarias está por verse. Pero la postergación es lo que se va imponiendo en todos los frentes, mientras avanza la caída en la desesperación de una porción cada vez más amplia de los argentinos, agobiada por la pandemia, la suba de precios y la inseguridad.

Sin poder resolver –y sin ocultar– la crisis política instalada a pleno en la cúspide del poder nacional, el Frente de Todos perdió de momento su capacidad de imponer y optó por postergar. La distancia que van marcando los gobernadores, en especial los de la zona central del país –con Juan Schiaretti y Omar Perotti en primer lugar– es un dato permanente de esta realidad.

La semana pasada el Gobierno nacional se vio forzado a postergar dos decisiones clave para Córdoba y Santa Fe. El kirchnerismo debió frenar por 60 días su avance contra la industria de biocombustibles, radicada en especial en estas dos provincias, y no está claro cómo podría aprobar la nueva ley que recorta beneficios a ese sector sin los votos que aportan Schiaretti y Perotti.

La decisión sobre la hidrovía –que tiene en alerta a toda la zona agrícola– también debió postergarse por tres meses, por la interna feroz del Gobierno respecto de esa estratégica concesión.

La impotencia oficial por la imposibilidad de avanzar en el Congreso con la reforma judicial y la ley del Ministerio Público Fiscal se incrementa por la postergación permanente que impone la falta de votos en Diputados, y la focalización de la acción política nacional en el conurbano hace crecer a diario la distancia entre el resto de las jurisdicciones y la Nación.

En el Centro Cívico cordobés, celebran este nuevo escenario. Juan Schiaretti ya no está tan solo en la categoría de “peronista no alineado”, aunque sí es el único que ratifica a diario, con una campaña anticipada, su decisión de enfrentar al Gobierno nacional con una lista propia en las elecciones legislativas.

El Frente de Todos llegó a la conclusión de que esa decisión parece irreversible y el senador Carlos Caserio es el portavoz de la orden nacional de acelerar en el armado para esa elección dentro de la elección que será la disputa por el segundo lugar de dos listas peronistas en Córdoba.

La inesperada cirugía renal que afrontará el gobernador esta semana alteró el viernes al peronismo cordobés, que tiene en claro que los nombres de Alejandra Vigo y Natalia de la Sota encabezando las boletas requieren de contrapesos importantes en el interior provincial, y de la presencia de Schiaretti como figura central de la campaña.

Las principales espadas de Hacemos por Córdoba salieron rápidamente a desdramatizar la situación: el Gobierno confía en una rápida recuperación y en la participación protagónica del gobernador en esa campaña que se preanuncia difícil como pocas para el PJ cordobés.

Una multitud de candidatos

La situación es exactamente la contraria en la oposición provincial. Las encuestas vaticinan ventajas decisivas para Juntos por el Cambio, pero el nivel de convulsión interna de los socios radicales, macristas y juecistas por la participación en las listas se eleva de modo constante y creciente, y cada vez hay más dudas sobre el modo en que van a dirimir las candidaturas legislativas.

Luis Juez, Rodrigo de Loredo y Oscar Aguad explicitan su decisión de encabezar la boleta de senadores. Gustavo Santos es el candidato de Mauricio Macri para ese puesto y Mario Negri aspira en silencio al

mismo lugar. Laura Rodríguez

Machado no se lanza abiertamente en esa puja porque confía en un segundo lugar, que le daría chances ciertas de continuar en el Senado. La pulseada es menos resonante, pero todavía más extendida, entre los precandidatos a diputados.

La posibilidad de que las Paso sean el gran ordenador para esa multitud de anotados tiene dos límites poderosos: la pretensión macrista de que las candidaturas se definan por acuerdo y la desconfianza generalizada en esa garantía legal ofrecida por el Gobierno nacional respecto de la inexorable realización de las primarias.

Entre los anotados, algunos confían en el dedo ordenador de Mauricio Macri y otros advierten que no aceptarán –si los excluye– una lista bajada desde Buenos Aires.

Algunos garantizan la unidad y otros avisan que la unidad está en riesgo.

Se trata de una batalla de todos contra todos, que deja en la orfandad a muchos intendentes, y esta situación es observada con creciente interés desde el peronismo.

Cada vez falta más para las elecciones. Ese es el único dato concreto de esta realidad donde lo más palpable es la incertidumbre.

No sólo se postergan las elecciones. El oficialismo K debió postergar decisiones por falta de respaldo. Schiaretti ya no está tan solo.

Opinión

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2021-05-09T07:00:00.0000000Z

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