Cada vez más países crean asistencias para niños hijos de víctimas del Covid-19

doble bota y batas, escafandra, gafas y dos barbijos. Al salir de la terapia, acompañada por su hermana Mirta, se derrumbó en el estacionamiento. “Sentí que el amor de mi vida se me iba. Pegué un solo grito, un solo suspiro y me junté en pedacitos. Mis hijos me necesitaban entera”.

Luciano fue dado de alta el 19 de noviembre. Tres días después, a las cuatro de la tarde, Ariel fallecía en la terapia del hospital.

La mujer se había quedado sin sostén económico. Hasta que su hermana Mirta –la mayor– tuvo una idea. Con los ahorros de toda su vida, abrió la peluquería que siempre había soñado. Gabriela se encargaría de los clientes y ella de las cuentas.

El local abrió el 4 de diciembre, con sus paredes y muebles blancos, en barrio Altamira. Cuando Mirta mandó a imprimir el cartel negro de letras también blancas, pensó el nombre indicado para la peluquería. La llamaría Nueva Roma, como la canción de ‘los Redondos’, pensando en que se avecinaba un renacer. Como ricotera, sabe que esta crisis, como dice el tema, te cura o te mata.

Mucho se habló en pandemia acerca de que los niños y las niñas son los menos alcanzados por el Covid-19, pero a medida de que los adultos que fallecen por este virus son más jóvenes, los menores quedan envueltos en historias de familias destrozadas, en las que aparecen los huérfanos del coronavirus.

El dato es tan triste como inquietante. En la Argentina aún no hay un registro ni subsidio específico para asistir a estos menores. Algo que sí comenzó a ser tratado y abordado por otros países para llegar a esos chicos que perdieron al papá, a la mamá y hasta en algunos casos a ambos.

Córdoba no es la excepción, ya hubo dos casos que se hicieron públicos de embarazadas que murieron y sus pequeños sobrevivieron, junto con el relato de una madre que dio a luz a mellizos casi al mismo tiempo en el que perdía a su pareja.

“Muchos están perdiendo a sus padres y cuidadores, quedando desamparados”, señaló esta semana desde la India, la representante de Unicef en ese país, Yasmin Ali Haque. La preocupación en este lugar es mayúscula por tratarte del lugar con más contagios (unos 400 mil por día).

Más cerca de la Argentina, en Perú, se habla de un número estimado de más de 10 mil niños huérfanos que perdieron a sus padres o a sus cuidadores.

“En Perú hay aproximadamente 10.800 niñas, niños y adolescentes huérfanos a causa de la muerte de su madre, padre, o ambos por la

Covid-19. Desde abril de este año, el Estado les otorga una pensión de

200 soles mensuales hasta que cumplan 18 años. La pérdida de los padres afecta a la familia y su salud mental, golpea la economía del hogar y vuelve aún más vulnerables a los menores. Hasta el momento, el Gobierno ha recibido 2.492 solicitudes de pensión y ha registrado a 300 beneficiarios”, detalló el sitio periodístico Ojo Público, en un extenso estudio sobre el tema.

En Paraguay, el Ministerio de la Niñez y Adolescencia habilitó esta semana una plataforma para registrar a menores que hayan quedado huérfanos en medio de la pandemia.

En México, ya hubo pedidos concretos al presidente Andrés Manuel López Obrador para que presente un programa que contenga “ayuda en alimentación, protección social, atención médica, económica, psicológica y educativa para menores”.

Se estimó que en ese país hay unos 200 mil pequeños en situación de orfandad a causa del coronavirus.

En Estados Unidos, el número de niños que perdieron a sus padres a principio de 2021 era de casi 40 mil.

En Córdoba, se informó a La Voz desde el Ministerio de Desarrollo Social que no hay programa específico de asistencia para estos niños y adolescentes, sino que se trabaja en ayudas generales para las familias afectadas por Covid-19. Pero que siguen atentamente el fenómeno.

Yo puedo mostrarles fotos, algún video o hacerles escuchar a los ‘mellis’ la música que escuchaba su papá. Pero, ¿cómo transmitir un abrazo?