El eslogan que conduce al Gobierno

“La vida que queremos”, repitió en vano el eslogan oficialista durante la campaña de las Paso. El revés electoral que sufrió el Gobierno fue la constatación de que la realidad de los votantes –entre ellos, 5,5 millones de personas que en 2019 eligieron al Frente de Todos y ahora le dieron la espalda– está muy lejos de la vida deseada.

El Gobierno intenta revertir ese resultado electoral y ayer empezó por anunciar –lo hizo con 10 días de anticipación– que en octubre ya no regirá la inmensa mayoría de las restricciones que durante un año y medio trastornaron la vida de todos los argentinos.

¿Terminó la pandemia? Por siete semanas, la pandemia ya no formará parte del discurso oficial, y el barbijo empezará a pasar al olvido. La vida que queremos es libre de Covid-19.

Dedicamos el Primer plano de hoy a ese anuncio, que fue replicado de modo casi inmediato por la Municipalidad de Córdoba. La Provincia tomó con más cautela la prometida flexibilización y recién hoy brindaría precisiones. También reflejamos las advertencias sanitarias sobre los riesgos de anticipar el fin de medidas tales como el uso del tapabocas, y la inconveniencia de instalar desde la máxima esfera política la idea de que la pandemia ya pasó.

La instalación electoral de la vida que queremos requiere numerosos anuncios, que se irán dando en cotidianas demostraciones de iniciativa política. Ayer fue el turno del salario mínimo, vital y móvil, un indicador de impacto relativo pero de peso simbólico: el retraso de los salarios es un dato insoslayable del mensaje de las urnas. En los próximos días seguirá la elevación del mínimo de Ganancias, un bono o anticipo de suba para jubilados, alzas en casi todas las asignaciones que paga el Estado, y se analiza un IFE extraordinario antes de la elección del 14 de noviembre. Todo será antes de esa fecha.

Lo malo de la vida que queremos es que tiene fecha de vencimiento.

El Gobierno inició la instalación electoral de una realidad a la medida de “la vida que queremos”. Durará siete semanas esa vida.