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Filme cordobés. Se estrena “Los inoportunos”: piso de soltero

Llega la ópera prima de Ismael Zgaib. El filme homenajea a la comedia con una trama situada en la década de 1990.

Javier Mattio jmattio@lavozdelinterior.com.ar

Disquetes, teléfonos fijos y monedas de 10 centavos funcionan como pasajes a un tiempo familiarmente irreal en Los inoportunos, ópera prima de Ismael Zgaib que llega a cines.

Con una introducción detallista que recuerda a Wes Anderson, el filme de origen cordobés desarrolla una comedia con estilo clásico que ocurre casi enteramente en un gran departamento.

José María (Santiago Zapata) renuncia al banco en que trabaja, a la vez que invita a salir a una de sus excolegas (Paula Belli), con la que arregla una cita que se topará con vallas inesperadas.

A poco de llegar al inmueble en el que vive, el protagonista empieza a encontrar interrupciones fastidiosas que lo separan de su amada, desde unos amigos bulliciosos hasta una antigua novia que se acaba de mudar al edificio, de una vecina que ha perdido su perra a una madre absorbente que vuelve de viaje, de dos hermanos problemáticos al espectro deambulante del padre.

Con un pie en la screwball comedy de Hollywood y otro en la sitcom televisiva, el filme de Zgaib es una rara apuesta de género que tiene mucho en común con La mirada escrita, aquel trabajo desprejuiciado de Nicolás Abello que se internaba en el thriller; no por nada Zgaib fue asistente de dirección de La mirada escrita y Abello es coguionista de Los inoportunos, que cuenta asimismo con destacado equipo y elenco cordobeses.

Zgaib nació en 1993 en General Roca (Río Negro) y residió muchos años en Córdoba como estudiante de Cine y TV, y en el presente vive en Canadá por una beca de estudios. Los inoportunos ganó en 2017 el concurso de desarrollo de proyectos Raymundo Gleyzer y se terminó de rodar en 2021 durante la pandemia.

La suspensión de fiestas por la pandemia le permitió disponer a Zgaib de un salón entero para diseñar el set de la película, que se presume clave y destaca por su artesanado (mérito de la directora de arte Florencia Nogue).

Córdoba en el cine

El interior edilicio corresponde al histórico Bristol de la calle Rivera Indarte, mientras que el largometraje concluye con un impactante plano de alternancias luminosas en la fachada del Súper Park.

“No soy cordobés, pero mi vínculo con el cine sucede en Córdoba y viví 10 años ahí, entonces Los inoportunos es, en gran parte, cine cordobés –reconoce Zgaib–. La película surge como una idea de reírse de uno mismo; desde lo personal, siempre he querido mantener el ego a un costado y entonces me pareció interesante la idea de un personaje atrapado en sus vínculos. Lo único que él necesita es estar solo y marcar límites, y no puede por una falla sencilla en su forma de ser. En algún punto es una pesadilla perfecta estar rodeado de personas que no entienden lo que es la necesidad de un espacio personal y de privacidad”.

Y completa: “Todo lo que sucede alrededor de esa situación lo fuimos construyendo con ‘Nico’ Abello, con quien nos hemos encontrado mucho a través del cine y queremos contar de manera parecida. Y entre los dos pensamos qué tipo de comedia queríamos hacer y escribir. Ahí aparece la comedia clásica de los años ’30 y ’40, con toda esa influencia del teatro y el laburo en el set, y mezclamos eso con la comedia física, que nos parecía un lugar más cómodo que la comedia de diálogo, que sentíamos sectorizada. Resulta más difícil llegar a la gente con un chiste de diálogo, es menos universal de alguna manera, y después hay también un vínculo con la sitcom que aparece con la modernización de ese lenguaje clásico”.

Mundo de cartón El amor después del

Un póster de amor, una foto de Carlos Menem y una mención a la canción Laura no está sitúan al filme en algún punto de fines de la década de 1990. ¿Por qué ese marco referencial?

Zgaib responde: “Estábamos escribiendo sobre personajes que tenían nuestra edad y nos dimos cuenta de que en los ’90 nuestros viejos tenían esa edad, entonces una idea divertida fue pensar cómo nuestros viejos vivían su juventud en aquella época. Creo que los ’90 en la Argentina tenían esta cosa medio de cartón, de castillo de naipes, se vivía en una irrealidad muy fuerte. No sé quiénes eran conscientes y no, obviamente yo era un niño en esa década, pero sí está toda esta cosa pomposa, egocéntrica y narcisista pegada a la estética que queríamos mostrar en la ‘peli’, la idea de construir un set de forma que en ningún momento no se note que es un set”.

¿Cómo aparece el Súper Park? “La idea era una escena con una vista a la ciudad detrás de los protagonistas, como una especie de mirador, pero las luces de Córdoba no nos daban –cuenta Zgaib–. Fuimos a muchos puntos altos que visualmente funcionaban a los ojos, pero no con la cámara. Y en eso, una de las chicas que nos estuvo ayudando con la iluminación nos comentó: ‘Che, ¿y al Súper Park no lo piensan?’. Claro, lo teníamos en la palma de la mano y no lo veíamos. Honestamente, no sé de qué época es el Súper Park, pero se siente noventoso, ochentoso, ya el concepto mismo de parque de diversiones es de una época analógica, y a la vez no es un formato monstruoso como el de Disney. Venía a dialogar directo y fue hermoso manejar las luces del lugar y hacer que funcione como funciona”.

Vos

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2022-12-08T08:00:00.0000000Z

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