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Las restricciones, en temprano examen

Ary Garbovetzky

Desde el lunes, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba) y Provincia de Buenos Aires tendrán menos restricciones que Córdoba. Otra vez la educación funcionará con el sistema bimodal de burbujas presenciales y remotas. Y podrán volver a trabajar actividades restringidas desde el 19 de abril. A gimnasios, peluquerías y bares y restaurantes les llevó 45 días salir de las limitaciones . Sólo la noche seguirá con toque de queda, de 0 a 6, con prohibición de eventos que concentren personas.

Córdoba lleva apenas ocho días en la etapa actual de restricciones, si se suman los dos de confinamiento por decreto nacional, el fin de semana pasado, y las medidas que se pusieron en vigencia el lunes. Y si bien era esperable que no se percibiera un impacto fuerte de corto plazo, la porosidad que están teniendo las medidas empieza a preocupar en el Gobierno de Córdoba. Si esto no funciona o tiene menor resultado al esperado, no sólo no se podrá liberar nada el próximo viernes 18, sino que habrá que restringir aún más, a pesar de las presiones y el agobio social, advierten. “¿Reuniones por el Día del Padre? Suena a una utopía eso”, se sinceró Gabriela Barbás, secretaria de Prevención y Promoción de la Salud provincial.

En pleno pico de casos durante la primera ola, la Provincia autorizó las reuniones familiares el Día de la Madren en octubre pasado. “Era preferible permitir que se hicieran y hacer comunicación de reducción de daños, con recomendaciones para reducir los riesgos de contagios, que prohibirlas sabiendo que igual se iban a hacer”, confiaron entonces desde el Gobierno. Hay que decirlo: salió cara la permisividad de las reuniones para homenajear a las mamás. Dos semanas después se registró el pico de camas críticas ocupadas en la primera ola y el mayor número de muertos en un mes en toda la pandemia.

Las restricciones son muy porosas, en especial durante el día.

Los comerciantes y representantes de sectores afectados empezaron por desobedecer en silencio, con el guiño de algunos intendentes. La reapertura del Villa Allende Shopping fue la prueba piloto para el blanqueo de una flexibilización a rubros no esenciales. La Municipalidad de Villa Allende estaba avisada y dejó hacer, hasta que llegó la orden de la Provincia de cerrar y clausurar de inmediato. Si prosperaba, la reapertura se iba a contagiar en toda la provincia, a un ritmo igual o superior al del propio virus. Eso abrió paso a protestas dispersas, que empezaron a escalar con los días. El lunes, las instituciones que agrupan a los comercios y sectores afectados buscarán la promesa de que el viernes próximo se terminen sus restricciones. Es “la” decisión política que tiene que tomar la Provincia en los días que siguen. ¿Hay margen para retornar al plan de aperturas y cierres intermitentes?

De una media diaria semanal de

4.394 contagios confirmados desde el

29 de mayo al 4 de junio, se registraron en los últimos siete días 4.059 contagios diarios en Córdoba. Es la primera vez en dos meses que la curva no va para arriba. Pero el nivel de casos sigue muy alto. Los expertos definen esta situación como un “amesetamiento de máximo”: los casos dejan de subir o bajan levemente, pero se mantienen en un número que no alcanza para desestresar el sistema de salud. Con cerca de 30 mil casos nuevos por semana, se mantiene una demanda de alrededor de tres mil pacientes Covid en una ventana de cinco a nueve días desde la fecha de la confirmación.

Quedar en este rango de circulación prolonga en forma indefinida el estrés en los hospitales y deja el piso muy alto para un eventual rebote, cuando se autoricen flexibilizaciones.

La Provincia informó que superó las 2.900 personas internadas en camas críticas, con un nivel de ocupación del 85,2 por ciento. El miércoles ya había llegado a ese porcentaje, pero con la incorporación de 100 nuevas unidades para pacientes Covid logró bajar a 83,2 por ciento. Duró un día: el viernes otra vez estaba en el 85 por ciento.

Según el relevamiento de la Asociación de Clínicas y Sanatorios de Córdoba (Aclisa), en el sector privado la ocupación de camas críticas es del 92 por ciento y crece a un ritmo de uno por ciento semanal. Dos de cada tres unidades críticas están ocupadas por pacientes Covid, y en Capital la saturación ya se ubica en el 94 por ciento. Esto es lo que ven los directivos médicos de estas clínicas y es por esto que fueron ellos y no el gobernador Juan Schiaretti ni el ministro de Salud Diego Cardozo quienes dieron la cara para contar cómo están trabajando al límite los hospitales, y así tratar de contrapesar en el debate público el reclamo de los sectores que piden volver a trabajar sin restricciones.

Un doble estrés domina la agenda: la presión de los comercios afectados por reabrir y una demanda hospitalaria que sigue creciendo.

Página Delantera

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2021-06-13T07:00:00.0000000Z

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